Aproximadamente 1 de cada 5 adultos en Estados Unidos padece un trastorno de ansiedad, según la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales. Tener algo de ansiedad no es necesariamente un problema: los expertos afirman que un sistema de alarma interno nos beneficia de distintas maneras, ayudándonos a mejorar nuestro rendimiento o a reconocer el peligro.

A veces, sin embargo, la ansiedad puede llegar a ser más generalizada y abrumadora y hacer que las personas intenten evitar situaciones que desencadenen o empeoren sus síntomas.

Algunos de los signos a los que hay que estar atento son una sensación de temor o preocupación que no desaparece o problemas para dormir o comer, Otros síntomas pueden ser inquietud, sensación de miedo o fatalidad, aumento del ritmo cardíaco, sudoración, temblores y problemas de concentración.

Si siente que la preocupación es excesiva y empieza a afectar a su trabajo, sus relaciones u otras partes de su vida -o se siente deprimido por estos sentimientos-, puede que sea el momento de hablar con alguien. Puede ser un médico de atención primaria o un profesional de la salud mental.