En el arduo camino de cruzar el Río Bravo hacia Texas, las familias inmigrantes enfrentan obstáculos desgarradores. Además del riesgo de ahogamiento y deshidratación, una nueva preocupación emerge: la separación de padres varones de sus esposas e hijos. Abogados advierten que esta práctica se suma a la angustia de los migrantes.

Desde julio, al menos 40 familias han sufrido esta separación, según Amrutha Jindal de la organización Lubbock Private Defenders Office. Padres enfrentan cargos de invasión de propiedad mientras madres e hijos son entregados a la Patrulla Fronteriza. La distancia entre centros de detención y el lugar de arresto puede alcanzar hasta cinco horas, afectando la comunicación y complicando los casos.

Los padres deben pagar fianzas de hasta $5,000 para salir de prisión, lo que los lleva a decidir entre declararse culpables para liberación inmediata o esperar juicio. Estos desafíos desvían su atención de los procesos de inmigración de sus familias.