El incendio mortal en Hawaii, el más letal en Estados Unidos en un siglo, ha dejado al menos 96 muertos en Maui, con temores de que la cifra aumente. Lahaina, devastada por las llamas, estima pérdidas de $5,500 millones y miles de desplazados.
La falta de advertencias efectivas y cortes de energía ha generado críticas a la respuesta de emergencia. Las autoridades enfrentan preguntas sobre su preparación para desastres, a pesar de los riesgos naturales en la isla. Las dificultades en la identificación de cuerpos han llevado a pruebas de ADN.
Este trágico suceso destaca la necesidad de una gestión de crisis eficaz y una mayor conciencia sobre el cambio climático, mientras América del Norte y otras regiones sufren eventos climáticos extremos. La prioridad debe ser la seguridad de las comunidades en medio de desastres.