Las temperaturas abrasadoras que han azotado el sur de Europa este verano no sólo están cobrando vidas y preparando la tierra para devastadores incendios forestales, sino que también son muy malas noticias para los olivos, y los expertos de la industria del aceite de oliva advierten de la subida vertiginosa de los precios y la posible escasez.

Cuando hace demasiado calor, los olivos dejan caer sus frutos para ahorrar humedad o producen frutos a expensas de la salud del árbol, explica Kyle Holland, responsable de aceites y semillas oleaginosas del grupo de estudios de mercado Mintec. Las temperaturas muy altas son especialmente peligrosas en primavera, durante la floración.

La situación es tanto más preocupante cuanto que se suma a la mala cosecha de aceitunas del año pasado, tras el verano más caluroso jamás registrado en Europa.

En España, el mayor productor mundial de aceite de oliva, la producción se redujo a unas 620,000 toneladas métricas, frente a la media quinquenal de 1.3 millones de toneladas métricas, según Holland.