La sequía, agravada por la quema de combustibles fósiles, está ralentizando el tráfico de barcos que transportan mercancías dentro y fuera de Estados Unidos a través del esbelto y vital Canal de Panamá, mientras que el calor y la sequía en el Medio Oeste amenazan con secar en los próximos meses el río Misisipi, una arteria crucial para las exportaciones estadounidenses de maíz y trigo.
Podría ser peor. Podría haber múltiples sequías que afectaran a varias rutas comerciales al mismo tiempo, perturbando el transporte (y los consiguientes precios) de muchos tipos de mercancías como el gas natural licuado y el café en grano. Es un riesgo inminente en un mundo que se ha acostumbrado a que todo esté en todas partes y en todas las estaciones.