El modelo de Inteligencia Emocional que ha popularizado el psicólogo estadounidense Daniel Goleman, nos brinda competencias como autoconsciencia, autocontrol, motivación, habilidades sociales y empatía.
Hoy en día, con motivo de la pandemia mundial, debemos aprender a convivir pacíficamente y sobre todo promover la manera de que los hijos puedan reconocer sus emociones.
Por tal razón, te mostramos 6 pasos para ser una familia con Inteligencia Emocional:
• Comprender las emociones de los otros
Como vivimos sintiendo todo el tiempo, debemos comprender el proceso que esté atravesando cualquier miembro de nuestra familia. ¿Cómo lo hago? Hacer preguntas abiertas para que la persona pueda expresarse. Brindar apoyo y presencia, sin necesidad de dar consejos. Preguntarme internamente ¿cómo me sentiría yo si estuviera en su lugar?
• Expresar apropiadamente las emociones
Una familia con inteligencia emocional está en capacidad de calmar los momentos de negatividad (enojo, ira, tensión) y reequilibrar las emociones (autoregulación).
Cómo se logra: dejar que se exprese lo que siente, pero poniendo límites cuando se empieza a herir a los demás.Tener en cuenta que se felicita en público y se llama la atención en privado. Observar detenidamente las manifestaciones emocionales para intentar descubrir que está tratando de expresar el otro y que quizá lo hace de manera inapropiada.
• Brindar afecto
En una familia debe de haber cariño, cercanía y afecto genuino. Las emociones son neutras y dependiendo de la reacción que tengamos ante ellas se clasifican en negativas o positivas.
Qué hacer: utilizando las habilidades de cada cual para que exprese sus emociones, ya que unos lo hacen mejor dibujando, otros escribiendo y otros hablando.
• Retroalimentación
El feedback es la retroalimentación donde una persona apoya a otra para crear resultados positivos. El feedback no es dar consejos, es observar las acciones del otro e intervenir comentando impresiones en primera persona.
Herramienta: comunicación asertiva, no hacer juicios, no hacer interpretaciones y querer leer la mente del otro. Se debe de preguntar antes de dar retroalimentación y no dar consejos cuando no los piden.
• Apreciar las diferencias
En una familia hay diversidad de enfoques y de personalidades. De esas diferencias se buscan los puntos en común para potenciarlos.
Esto se logra trabajando conjuntamente para construir el alma de la familia. Pedir ayuda a un miembro de la familia que tiene ciertas habilidades que nos faltan a nosotros y así aprender a dar y recibir. Cuando haya una discusión, se debe resaltar lo que tienen en común y fijar esas concordancias entre las dos personas que están viviendo ese momento.
• Comunicación y confianza
La inteligencia emocional se nutre con el diálogo. Sería muy difícil tener una familia con alta inteligencia emocional si no existiesen los espacios para comunicarse. Para lograrlo, se deben de hacer tiempo sin interrupciones para intercambiar información. Organizar las tareas que se realizan en equipo. Cuando se deben tomar decisiones que afectan a toda la familia, los adultos deben de preparar el terreno y escoger por consenso de la mayoría. Sacar espacios para escuchar al que tiene problemas y nunca minimizar lo que comparte. Es muy importante el respeto.