Las nuevas pruebas de antígenos son baratas y fáciles de usar. Pero el enfoque de la Casa Blanca de no intervenir en su distribución ha sembrado confusión y problemas alarmantes, dicen los funcionarios del estado.

El presidente Trump anunció el lunes nuevas pruebas rápidas de coronavirus como un cambio en el juego: rápidas, baratas y fáciles de usar. Pero el despliegue de las nuevas pruebas por parte de su administración en las residencias de ancianos ha estado plagado de mala comunicación, resultados falsos y una frustrante falta de planificación, dicen los líderes estatales.

Los funcionarios de salud de varios estados dicen que no se les ha permitido decir adónde se envían las nuevas pruebas y a veces no saben qué hogares de ancianos las recibirán hasta la noche antes de que llegue el envío. Eso ha dejado a algunas instalaciones mal entrenadas en cómo usar las pruebas y qué hacer con los resultados. Y puede estar contribuyendo a los resultados falsos positivos de las pruebas – cuando las personas son identificadas como infectadas, pero no lo están.

La falta de planificación federal también ha dejado a los estados sin una forma estandarizada de capturar los resultados de las nuevas pruebas e incluirlos en los recuentos diarios de infecciones y pruebas. En consecuencia, a medida que las pruebas rápidas se distribuyen más ampliamente, los datos y los tableros que se utilizan cada día para guiar la respuesta del coronavirus de la nación son cada vez más inexactos.