Bonnie e Israel Morales sintieron el impacto de Kachka Alfresca desde el principio. La pareja detrás de Kachka, un popular restaurante ruso en Portland, Oregón, introdujo la comida al aire libre en junio, en un tramo de hormigón previamente utilizado como estacionamiento. Cerca de 30 mesas de picnic, cada una bajo su propia carpa y algunas cubiertas con un paño de rayas azules y blancas que evocaban las camisas navales rusas, estaban separadas lo suficiente como para mantener a los comensales a una distancia segura. Los habitantes de Portland se lo comieron.
Los ingresos en Kachka se dispararon de 2,000 dólares al día, dijo Bonnie Morales, a 6,000 dólares al día, suficiente para contratar a otros 20 empleados.
A pesar de su éxito, Bonnie e Israel Morales no planean preparar las mesas para el invierno. No van a alquilar calentadores de exterior (asumiendo que puedan encontrarlos) o construir invernaderos para proteger a los comensales de los elementos. Planean matar a Kachka Alfresca el 11 de octubre en favor de otras formas de generar ingresos, incluyendo la venta al por menor de sus bolas de masa congeladas y el próximo vodka con rábano picante.
La pandemia ya ha devastado la industria de los restaurantes del país. Se han perdido millones de puestos de trabajo y casi 100,000 restaurantes han cerrado de forma permanente o indefinida desde el brote, según una reciente encuesta de la Asociación Nacional de Restaurantes. Se espera que los restauramtes pierdan 240 millones de dólares este año, y lo peor puede estar aún por venir ya que el invierno se avecina, amenazando con frenar o cerrar los espacios de comida al aire libre que han dado a los propietarios la esperanza de que puedan sobrevivir a esta crisis hasta que haya una vacuna ampliamente disponible.