Mientras muchos estamos esperando noticias de una vacuna, docenas de empresas y grupos académicos se centran en una defensa alternativa: los anticuerpos monoclonales. El presidente Trump recibió recientemente un cóctel de anticuerpos hecho por Regeneron y lo llamó “cura”.

Apoorva Mandavilli, que cubre ciencia y salud global para The Times, dijo que estos anticuerpos – destilados de la sangre de pacientes que se han recuperado del coronavirus – tenían más probabilidades de ser eficaces para el tratamiento de los ancianos o inmunocomprometidos. También funcionan mucho más rápido que las vacunas.

“Si te imaginas una situación como la de una residencia de ancianos, puedes administrar anticuerpos monoclonales a las demás personas de esa residencia como medida preventiva”, dijo Apoorva.

En Prometheus, un grupo de científicos que trabajan en laboratorios académicos, el Instituto de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas del Ejército de los Estados Unidos y una compañía de anticuerpos llamada Adimab.

Aunque no se espera que el anticuerpo de Prometheus esté en pruebas con humanos hasta finales de diciembre, se pretende que sea efectivo hasta seis meses. Eso es mucho más tiempo que los fabricados por Regeneron y Eli Lilly que se desvanecen en el cuerpo en pocas semanas. El martes, se dio la noticia de que un ensayo clínico patrocinado por el gobierno sobre el tratamiento de anticuerpos de Eli Lilly se había detenido debido a una “potencial preocupación de seguridad”.

Con precios que empiezan en unos 15,000 dólares al año, es posible que estos anticuerpos sean una opción de tratamiento realista sólo para personas ricas, incluso dentro de los Estados Unidos, y no ha habido mucha discusión sobre quién debería tener acceso al tratamiento.