Por primera vez en años, las tasas de clamidia, gonorrea y sífilis, que en el año 2020 iban camino de alcanzar niveles récord en los Estados Unidos, han disminuido abruptamente. Los estudios han demostrado que la pandemia ha impedido que la gente socialice en bares, clubes nocturnos y grandes fiestas, lo que ha reducido las oportunidades de sexo inseguro.

Suena como una bendición no intencionada de la pandemia, ¿verdad?

Desafortunadamente, los expertos en salud sexual creen que la caída puede ser un presagio de malas noticias. Dicen que en lugar de un descenso en las enfermedades de transmisión sexual, es más probable que las ETS pasen desapercibidas. Las personas que necesitan tratamiento pueden estar evitando las clínicas por miedo al coronavirus, mientras que algunas clínicas de salud sexual tienen un horario reducido o están cerradas. Los rastreadores de contacto para la gonorrea y la sífilis han sido desviados a los casos de Covid-19.

En algunas regiones, los suministros esenciales para las pruebas de ETS se están agotando porque los fabricantes de hisopos, tubos y reactivos están redirigiendo sus productos para usarlos en las pruebas de coronavirus. Como resultado, hay una creciente escasez de pruebas para estas enfermedades.