La exigencia del presidente Donald Trump de que se detenga el recuento de votos en unas elecciones que todavía están indecisas puede haber sido su más extremo y peligroso asalto a las instituciones de la democracia en una presidencia repleta de ellas.
Trump apareció en la Sala Este de la Casa Blanca el miércoles por la mañana temprano para afirmar falsamente que ya había vencido al demócrata Joe Biden, y que le estaban robando la elección en un acto masivo de fraude. Prometió presentar una impugnación en la Corte Suprema y declaró que ya había ganado en los estados que todavía estaban contando los votos, incluyendo Georgia, Carolina del Norte y Pensilvania.
La elección aún no ha sido ganada, y el Presidente y el ex Vicepresidente siguen atrapados en una dura batalla por los estados decisivos, con millones de votos aún por contar.