La junta electoral de Michigan podría llegar a un punto muerto este lunes en la certificación de los resultados de las elecciones presidenciales del estado por primera vez en la historia.
Por ley y práctica, la certificación de la Junta de Escrutadores Estatales – dos demócratas y dos republicanos – se supone que es una firma rutinaria. La certificación reconoce que los resultados extraoficiales de Michigan coinciden con el recuento de votos tabulado. Sigue un período de dos semanas de doble control en los 83 condados de Michigan, donde se encontraron y corrigieron algunas inexactitudes en los números no oficiales, como es normal.
Pero estos no son tiempos normales.
El clima es hiperpartidista, la desinformación es desenfrenada y el presidente Donald Trump y su equipo de abogados están trabajando para anular los resultados de las elecciones en Michigan y otros estados y para revocar la victoria de Joe Biden en el Colegio Electoral, donde obtuvo 306 votos electorales frente a los 232 de Trump.
“Este sistema se estableció hace décadas, en una época en que la política estadounidense y la de Michigan eran más bipartidistas”, dijo David Kimball, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Missouri en St Louis. Al hacer que una junta bipartidista lleve a cabo la función pro forma de la certificación de la elección, “señalaría a todos que ambos partidos creen que los resultados son justos”, dijo.