La idea de vivir solo puede parecerte genial, pues puedes organizar las cosas a tu manera y prácticamente hacer lo que quieras. Suena como el sueño de todo adolescente que ya quiere irse de su casa, pero la verdad es que cuando te independizas de la casa de tus padres, notarás que tendrás que enfrentarte a muchas cosas para las que tal vez no te sientas preparado.

A continuación te compartimos algunas:

Siempre hay algo que limpiar

Muebles, piso, baño, tazas, platos y cubiertos parecen estar en constante competición para decidir cuál se ensucia más rápido, y toda esta limpieza recae sobre tus hombros.

Las cuentas no dejarán de llover

Vivir solo es bastante costoso, pues las facturas de la electricidad, el agua, el Internet, el teléfono y las tarjetas de crédito, entre otras, llegan durante todo el mes, y cuando terminas de pagar una te llaga la otra, pareciera que nunca vas a acabar.

No hay lugar como el hogar

Solo los que viven solos saben de lo que hablamos, pues el famoso dicho que dice que no hay nada como el hogar de los padres, es bastante cierto, pues muchas veces la comida del mes aparecía mágicamente en la alacena o quizás un día que saliste rápido a la escuela y no te dio tiempo de hacer nada, tu cama estaba organizada.

Y tú ¿a qué edad te fuiste de la casa?