Durante más de una década, los psicólogos han escrito sobre la “crisis de amistad” que enfrentan muchos hombres. Un análisis del 2006 publicado en la American Sociological Review encontró que mientras que los americanos en general tienen menos amigos fuera de la familia de lo que solían tener, los hombres jóvenes, blancos y educados han perdido más amigos que otros grupos.

Las amistades masculinas con frecuencia tienen sus raíces en interacciones “hombro con hombro”, como ver un partido de fútbol o jugar a videojuegos, mientras que las interacciones de las mujeres son más cara a cara, como tomar un café o reunirse para tomar una copa de vino, dijo Geoffrey Greif, profesor de la Facultad de trabajo social de la Universidad de Maryland que escribió un libro sobre la amistad masculina. Cuando Greif encuestó a cientos de hombres sobre la forma en que más a menudo socializaban con sus amigos, el 80 por ciento de los hombres dijo “deportes”, ya sea mirándolos o participando en ellos juntos.

En correos electrónicos y entrevistas con The Washington Post, docenas de hombres compartieron historias sobre los juegos de póquer vía Zoom, las noches de cigarros en el patio trasero, las cadenas de WhatsApp entre los padres del vecindario, donde las charlas casuales sobre deportes y política han llevado repentinamente a conversaciones profundas – sobre las luchas de la escolaridad virtual, enfermedades familiares, rupturas, nacimientos, aplazamientos de bodas y pérdidas de empleos.

El momento se siente más pesado y también las conversaciones. Algunos hombres dijeron que sus amistades han empezado a parecerse más a las de sus esposas y novias. Por primera vez en sus vidas, salen a pasear con sus amigos varones sólo para ponerse al día. Son viejos amigos universitarios de FaceTiming y revisan a sus vecinos, no sólo para hablar de los seleccionados o del calendario de fútbol de sus hijos, sino para preguntarles cómo les va.