La orden ejecutiva del gobernador de Florida Ron DeSantis que ignoró la guía de los CDC para la prioridad de la vacuna COVID-19 y permitió que las personas de 65 años o más se adelantaran a los trabajadores esenciales ha provocado una lucha salvaje por las vacunas.

Algunos de los primeros en llegar y ser atendidos se vieron abrumados cuando los ancianos hicieron fila para recibir sus vacunas. Los sistemas médicos y los condados se esforzaron por crear sistemas de distribución para los grupos que no esperaban vacunar durante al menos una o dos semanas.

“No vamos a poner a los trabajadores jóvenes y sanos por delante de los ancianos”, dijo DeSantis, cuyo estado ha visto más de 21,000 muertes por el virus.