Si algo marca el final de la era Trump, la histórica victoria del reverendo Raphael Warnock en la carrera por el senado de Georgia parece un contendiente y un potencial punto de inflexión.
Warnock se unirá al senador republicano Tim Scott de Carolina del Sur como los únicos senadores afroamericanos del sur. Pero Warnock será el primer demócrata negro del sur que ocupará un asiento en el senado de los Estados Unidos.
La victoria de Warnock, tras la victoria de Joe Biden en Georgia, parece una señal clara de que los activistas y organizadores negros están logrando transformar la política del sur, ganando no sólo las grandes elecciones en los años presidenciales sino también las reñidas carreras de segunda vuelta, que requieren mucha logística y en las que los demócratas han tenido problemas para conseguir votantes en el pasado.
Se produce después de años de esfuerzos concertados de los activistas de Black Lives Matter y de escenas repetidas de violencia policial letal contra la gente de color, y en el amargo final de una presidencia que dio poder a la supremacía blanca.
Como predicador bautista del sur y demócrata, hijo de un trabajador de campo, Warnock entrará en el senado de los EE.UU. con un electorado que en cierto modo nunca antes en la historia ha sido representado allí.