El presidente electo Joe Biden ha hablado mucho en el Capitolio de los EE.UU. durante más de cuatro décadas, pero el peso de esas palabras no se acerca a la magnitud del mensaje que dará durante su discurso inaugural del miércoles.

Biden ha estado elaborando constantemente el discurso – añadiendo un pensamiento aquí, insertando una línea allí – desde el día después de que pronunció un discurso de victoria en Wilmington, Delaware, según los asistentes. Pero en estos 72 días, la carga de Biden se ha vuelto aún más pesada, con las implacables falsedades del Presidente Donald Trump complicando la ya desafiante tarea de unificar una nación dividida.

Mike Donilon, un antiguo asesor de Biden que se unirá a él en el Ala Oeste, está supervisando el proceso de redacción de discursos. Jon Meacham, el historiador y biógrafo presidencial, también está ayudando a dar forma al discurso inaugural, que se pronunciará como la marca de apertura de la que quizás sea la presidencia más desafiante desde Franklin Roosevelt.