Una mujer llamada Jami Ledbetter de 42 años, toda su vida sufrió porque los demás se burlaban de lo pequeñas que eran sus cejas, por lo que sus hijas el día de su cumpleaños decidieron regalarle un tratamiento de microblading, un proceso para tatuarse las cejas de manera permanente.
Cuando llegó al centro estético de la ciudad de Saint Louis, no pensó que el resultado fuera a ser tan caótico.
La mujer reveló que aunque intentó mantener su compostura en el procedimiento, confesó que fue muy difícil porque sentía que se las estaban quemando.
Al finalizar el tratamiento, el profesional le dijo que tenía que esperar mientras su piel sanaba, pero cuando llegó la hora de ver el resultado, se dio cuenta que le quedaron mal y que las quemaduras de su piel empeoraron, dejándole una cicatriz que hace parecer que tuviera 4 cejas.
“Nunca desearía esto ni a mi peor enemigo. Lo que le han hecho a mi autoestima ha sido difícil”, dijo Ledbetter a los medios.
“Estaba devastada. Incluso estaba saliendo con un chico y él me dejó después de eso”, añadió.
Al parecer el centro al que acudió no era el mejor, pues le ofrecieron un precio de 250 dólares, el cual es bastante bajo en comparación con la competencia.
Jami creyó que estaba recibiendo un tratamiento de parte de un especialista certificado, pero resulta que en el Estado de Missouri el microbladig no requiere licencia.