El Dr. Alex Yeats, médico de urgencias, acababa de preparar lo que parecía una apetitosa opción para la cena cuando su mujer le hizo saber que no iba a tener nada que ver con ella.
“Era pasta de judías negras con almendras y trozos de cúrcuma, y yo dije: ‘No voy a comer eso, es asqueroso'”, cuenta Sarah Yeats, de 31 años, enfermera de urgencias de Atlantic Beach (Florida).
Ambos trabajan en un hospital de Jacksonville, Florida, y ella había contraído el Covid-19 en el trabajo y lo llevó a casa en agosto.
Al igual que muchas personas que han contraído el coronavirus, notaron poco después de dar positivo que habían perdido gran parte del sentido del olfato y del gusto.
Durante semanas, habían estado tratando de obtener cualquier sensación de los alimentos rociando el pollo con zumo de limón, echando puñados de hierbas frescas a las sopas y ensaladas y atreviéndose con las texturas en un intento de aportar algo de emoción a la mesa.
El día en que Sarah se dio cuenta de que ya no encontraba aceptables los trozos de cúrcuma sobre la pasta, dijo, fue cuando se dio cuenta de que su sentido del gusto podría estar recuperándose.
La anosmia -una afección conocida como “ceguera olfativa”, o pérdida del olfato- es un síntoma común del Covid-19 (y de otros virus), y puede afectar gravemente a la capacidad gustativa de las personas, ya que los sentidos están entrelazados.
“Parece que la pérdida del olfato o del gusto son algunos de los indicadores más específicos del Covid-19, en particular los indicadores tempranos”, dijo la doctora Leana Wen, médico de urgencias. “Incluso sin tener ningún otro síntoma, incluida la congestión, (los pacientes de Covid-19) informan de que no pueden oler o saborear”.