Entre una pandemia creciente y una lucha mundial por las vacunas, el destino de los Juegos Olímpicos de este año se ha visto envuelto en la incertidumbre.

El pasado mes de noviembre, tres semanas antes de que las primeras dosis de la vacuna estuvieran disponibles al público en el Reino Unido, el Presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, dijo que tenía la esperanza de que una vacuna eficaz ayudara a que los Juegos se desarrollaran de forma segura

Si avanzamos hasta enero de 2021, es posible que los organizadores no puedan confiar en el despliegue de la vacuna de la forma que esperaban, ya que los retrasos en la entrega han dificultado el proceso de despliegue, especialmente en Europa.

“Creo que mucha gente tenía la creencia de que una vez que la vacuna empezara a desplegarse, eso significaría realmente el fin de Covid y lo que veríamos es que las tasas de transmisión empezarían a caer en picado, las cosas se controlarían más y tendríamos cierta capacidad para volver a un estilo de vida más normal”, dijo Jason Kindrachuk, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Manitoba en Canadá.

“El hecho es que incluso con un buen despliegue de vacunas en varias regiones del mundo, estamos teniendo problemas para controlar la transmisión”.