El Reino Unido se prepara para acoger a decenas de miles de emigrantes de Hong Kong, con la apertura este domingo de un nuevo visado para los residentes de la antigua colonia británica.

El año pasado, China impuso a Hong Kong una amplia ley de seguridad nacional que, según los críticos, ha despojado a la ciudad de su autonomía y de valiosas libertades civiles y sociales, al tiempo que ha consolidado el dominio autoritario de Pekín sobre el territorio. Desde entonces, muchos activistas y políticos destacados han huido, mientras que otros han empezado a organizar discretamente su traslado al extranjero.

La ley penaliza la secesión, la subversión y la convivencia con fuerzas extranjeras, y conlleva una pena máxima de cadena perpetua.

Poco después de que se propusiera, el gobierno del Reino Unido anunció que ofrecería una nueva vía de acceso a la ciudadanía a los titulares de pasaportes nacionales británicos de ultramar, que se introdujeron en los últimos años de la dominación británica sobre Hong Kong, y que permitían a los residentes conservar cierto grado de ciudadanía británica, aunque sin ningún derecho de residencia a largo plazo en el Reino Unido.

Con el nuevo programa, las personas con estatus BNO y sus familiares podrán viajar al Reino Unido para vivir, estudiar y trabajar, y podrán optar a la residencia en el Reino Unido en cinco años, y a la ciudadanía 12 meses después.

En una declaración el viernes, el Primer Ministro británico, Boris Johnson, dijo que con esta medida “hemos honrado nuestros profundos lazos de historia y amistad con el pueblo de Hong Kong, y hemos defendido la libertad y la autonomía, valores que tanto el Reino Unido como Hong Kong aprecian”.