Hace dos años, Joanne Su estaba ansiosa por cumplir 30 años.
Trabajaba en una empresa de comercio exterior en Guangzhou, la metrópoli del sur de China, tenía unos ingresos decentes y pasaba los fines de semana con sus amigos. Pero para Su y sus padres había un problema: estaba soltera.
“Por aquel entonces, sentía que los 30 años eran un umbral muy importante. Cuando se acercaba, me sentía muy presionada para encontrar a la persona adecuada para casarme, tanto por mis padres como por mí misma”, dice.
Ahora, con 31 años, Su sigue soltera, pero dice que ya no le preocupa. “¿Qué sentido tiene arreglárselas con alguien que no te gusta y luego divorciarse en un par de años? Sólo es una pérdida de tiempo”, dice.
Su forma parte del creciente número de milenios chinos que posponen o evitan el matrimonio por completo. En solo seis años, el número de chinos que se casan por primera vez ha caído un aplastante 41%, de 23,8 millones en 2013 a 13,9 millones en 2019, según datos publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas de China.