Un tribunal de Moscú envió a Alexey Navalny a prisión por más de dos años y medio, al cierre de una acalorada audiencia en la que el líder de la oposición rusa ridiculizó las afirmaciones de que rompió sus condiciones de libertad condicional mientras se recuperaba de un envenenamiento, y denunció al presidente Vladimir Putin como “Putin el envenenador”.
La decisión encendió la ira entre los partidarios de Navalny. Grandes multitudes salieron a las calles del centro de Moscú tras la sentencia y fueron recibidas con una demostración de fuerza, ya que cientos de policías antidisturbios peinaron los alrededores del juzgado calle por calle y metieron a los manifestantes en autobuses que los esperaban.
Más de 1,000 personas han sido detenidas en toda Rusia en relación con las protestas, según la organización independiente OVD-Info.