El rechazo el lunes por parte del Tribunal Supremo de un intento de Donald Trump de impedir que el fiscal del distrito de Manhattan, Cyrus Vance, viera sus declaraciones de impuestos (y otros documentos financieros) fue considerado, con razón, un importante revés legal para el ex presidente.
Pero en esa conclusión está esta pregunta persistente: ¿De qué tiene tanto miedo Trump? Por ejemplo: ¿Por qué ha luchado tan increíblemente duro durante los últimos cinco años para evitar que alguien vea sus impuestos?
Recordemos que la opinión de Trump sobre la publicación de sus declaraciones de impuestos no siempre fue la que es hoy.
“Si decido presentarme a las elecciones, presentaré mis declaraciones de impuestos, absolutamente”, dijo Trump en 2014.
En enero de 2016, Trump seguía barajando la posibilidad de hacer públicas sus declaraciones. “Tengo unas declaraciones muy grandes, como sabéis, y lo tengo todo aprobado y muy bonito y lo trabajaremos en el próximo periodo de tiempo”, dijo Trump.
Pero entonces algo cambió. En febrero de 2016, Trump, que empezaba a parecerse cada vez más al candidato presidencial del Partido Republicano, empezaba a dar marcha atrás en sus promesas anteriores.
Al día siguiente, Trump había encontrado su excusa para no publicar sus declaraciones; “Me auditan. Y obviamente si me auditan, no voy a publicar una declaración”, dijo.
La razón más probable de la reticencia de Trump a publicar sus impuestos es que revelarían dos hechos:
1) No pagó ningún impuesto durante años y años
2) Tiene deudas masivas
La negativa de Trump a publicar sus impuestos durante la campaña de 2016 se explica probablemente por el primer punto. No es precisamente entrañable para los votantes que una persona rica pague entre muy poco y nada en impuestos durante años. Sus considerables deudas -y los interrogantes sobre si podrá o no pagarlas- son probablemente la fuerza motriz de por qué Trump sigue trabajando para mantener sus declaraciones en privado. Si todo el mundo sabe que está endeudado y con pocas opciones para salir de ello, pierde cualquier ventaja que pudiera tener para acudir a las instituciones financieras a las que debe dinero y renegociar las condiciones de los préstamos.
Trump siempre actúa por interés propio. Y es puramente transaccional en todos sus tratos. Su postura cambiante en cuanto a la publicación de sus declaraciones -y su continua batalla para mantenerlas en privado- es un reflejo de estos dos puntos. Trump sabe que los detalles de las declaraciones le hacen quedar mal y que pueden acabar con cualquier ventaja que le quede para salir del agujero financiero en el que se encuentra. Y por ello, lucha como un demonio para mantenerlos en secreto.
