El paquete inyectaría grandes cantidades de recursos federales en la economía, incluyendo el mayor esfuerzo contra la pobreza en una generación. La oposición republicana fue unánime.

“La ayuda está en camino”, dijo el presidente Biden en declaraciones en la Casa Blanca. “No siempre fue bonito, pero se necesitaba desesperadamente, urgentemente”.

El paquete resultante eliminó o redujo importantes prioridades progresistas para dar cabida a los demócratas moderados. La versión aprobada por la cámara aún debe ser aprobada por segunda vez en la Cámara, cuya aprobación final está prevista para el martes. El proyecto de ley pasará entonces a Biden para que lo firme.

Algunas de las disposiciones cruciales son:

Otra ronda de pagos directos únicos de hasta 1,400 dólares para millones de estadounidenses; una prórroga de las prestaciones semanales de desempleo de 300 dólares hasta el Día del Trabajo; y una prestación de 300 dólares por niño para los de 5 años o menos, y de 250 dólares por niño de 6 a 17 años.

45,000 millones de dólares en ayudas al alquiler, a los servicios públicos y a las hipotecas; 30,000 millones de dólares para las agencias de transporte; y miles de millones más para las pequeñas empresas y los locales de ocio.

350,000 millones de dólares para los gobiernos estatales, locales y tribales; 130,000 millones para las escuelas primarias y secundarias; 14,000 millones para la distribución de vacunas; y 12,000 millones para ayudas a la nutrición.

Para Biden, el plan es la primera gran iniciativa legislativa de su presidencia y una declaración de su política económica: que la mejor manera de impulsar un crecimiento económico más rápido es de abajo arriba. Pero la amarga lucha para conseguirlo también demostró que el abismo entre los partidos es demasiado grande.