La anciana que hablaba por teléfono tenía el corazón roto. A su hermano, con síndrome de Down, nunca le había faltado un familiar a su lado en sus más de 60 años. Pero entonces enfermó gravemente de COVID-19, y ella tuvo que dejarlo en un hospital local, confundido y solo. Murió dos semanas después.
Ahora llama a la Asociación del Síndrome de Down de Minnesota para preguntar si podía evitar que otras familias corrieran la misma suerte ayudando a la agencia en sus esfuerzos por presionar a las autoridades sanitarias del estado para que den prioridad a la vacunación contra la COVID-19 para los adultos con síndrome de Down.
Estudios recientes indican que los adultos con síndrome de Down, concretamente los mayores de 40 años, tienen entre tres y diez veces más probabilidades de morir de COVID-19 que la población general. Los resultados confirman lo que muchos ya sospechaban: que las personas con este trastorno genético, que ya son propensas a sufrir problemas respiratorios, afecciones cardíacas y otros factores de riesgo del coronavirus, son más susceptibles a los efectos nocivos del virus.
Una persona de 40 años con síndrome de Down corre el mismo riesgo al contraer COVID-19 que una persona normal de 70 años, según el estudio más reciente dirigido por investigadores de la Universidad de Emory, en Atlanta, como parte de una colaboración internacional. Los resultados, según los investigadores y los defensores, indican la necesidad de dar prioridad a la vacunación de las personas con síndrome de Down, especialmente los adultos.