El Presidente de EE.UU., Joe Biden, ha cifrado las esperanzas de Estados Unidos de volver a la normalidad en dos fechas clave: El 1 de mayo, para cuando quiere que todos los adultos puedan vacunarse; y el 4 de julio, cuando dijo que los estadounidenses podrán celebrar el Día de la Independencia con otras personas.
En su primer discurso televisivo en horario de máxima audiencia, Biden intensificó anoche el “pie de guerra” de la nación para ayudar a vencer el virus. Anunció que estaba dando instrucciones a todos los estados, tribus y territorios para que todos los adultos puedan vacunarse antes del 1 de mayo, y afirmó que su administración crearía la infraestructura de clínicas, dosis de vacunas y personal médico para hacer realidad esa perspectiva.
Pero el Presidente también pidió al pueblo estadounidense que hiciera su parte.
“No cejaré hasta que venzamos este virus. Pero necesito que ustedes, el pueblo estadounidense… Necesito que cada estadounidense haga su parte”, dijo Biden. “Necesito que se vacunen cuando les toque y cuando encuentren una oportunidad. Y que ayuden a su familia, a sus amigos y a sus vecinos a vacunarse también”.
Biden se mostró optimista sobre el progreso del despliegue de la vacunación. Trasladó su objetivo de poner 100 millones de vacunas en los brazos de la gente de sus primeros 100 días en la Casa Blanca a su 60º día en el cargo, diciendo que EE.UU. mantendrá y superará su ritmo actual de 2 millones de vacunas al día.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), al menos 33,9 millones de estadounidenses están ya totalmente vacunados.
Si todo el mundo pone su granito de arena, dijo Biden, “para el 4 de julio, es muy probable que usted, su familia y sus amigos puedan reunirse en su patio o en su barrio y hacer una comida al aire libre y una barbacoa y celebrar el Día de la Independencia”.
Pero este mensaje no podría estar más lejos de las luchas sobre las medidas de seguridad que están surgiendo en todo el país. En Texas, el Fiscal General del Estado, Ken Paxton, está demandando a los líderes de Austin por mantener los requisitos locales de máscara, diciendo que desafían ilegalmente la orden del gobernador que pone fin a un mandato estatal.