Joanne Troutman siempre supo que iba a vacunarse contra el COVID-19. Es una firme defensora de las vacunas y dirige una organización de United Way en la zona rural de Pensilvania que ofrece servicios a personas necesitadas.
Pero admitió cierta aprensión sobre lo que ocurriría después de que la aguja se clavara en su hombro.
Troutman lleva años luchando contra una enfermedad autoinmune. ¿El desencadenante inmunitario volvería a disparar su enfermedad?
Al igual que muchas personas inmunodeprimidas, Troutman está encantada de disponer de una vacuna que la proteja contra el virus, y de poner fin al miedo a la infección que tanto la ha paralizado durante el último año.
Ninguno de los ensayos de vacunas a gran escala incluyó a personas inmunodeprimidas, aunque todo indica que las vacunas son seguras en este grupo. Las organizaciones que representan a los expertos en cáncer, trasplante de órganos y enfermedades autoinmunes apoyan la vacunación de sus pacientes.