China estaba a la defensiva en Brasil, donde los dirigentes amenazaban con prohibir la entrada a la empresa china de telecomunicaciones Huawei. Entonces, la política de la pandemia lo puso todo patas arriba.

Con Brasil tambaleándose por el aumento de casos causados por nuevas variantes más contagiosas, el ministro de comunicaciones del país fue a China en febrero para hacer una petición muy inusual a Huawei.

“Aproveché el viaje para pedir vacunas, que es lo que todo el mundo reclama”, dijo el ministro, Fábio Faria.

Pekín acudió con millones de dosis de vacunas fabricadas por la empresa china Sinovac. Huawei ofreció programas informáticos para ayudar a los médicos, así como 20 máquinas para fabricar oxígeno a la ciudad de Manaos, donde los pacientes de Covid murieron asfixiados al quedarse los hospitales sin oxígeno.

El deshielo de las relaciones representa una de las mayores victorias de la “diplomacia de las vacunas” de Pekín, especialmente cuando los países ricos, incluido Estados Unidos, acumulan millones de dosis.

Dos semanas después de la visita del Sr. Faria, el gobierno brasileño anunció que se permitiría a Huawei pujar por el control de la ambiciosa red inalámbrica 5G de Brasil, un proyecto valorado en miles de millones de dólares. “¡Que nuestros esfuerzos conjuntos salven vidas!”, dijo la embajada china en Brasil en un mensaje en Twitter anunciando el regalo.