Durante años, los defensores de la semana laboral de cuatro días han argumentado que un horario comprimido podría conducir a una mayor productividad y a un mejor equilibrio entre la vida laboral y la personal, una perspectiva que ha ganado credibilidad en algunos países en medio de la pandemia de coronavirus, que ha provocado cambios drásticos en la forma de trabajar.
España está a punto de comprobar de primera mano si funciona. El país está próximo a convertirse en uno de los primeros en experimentar con una semana laboral de 32 horas, que permitiría a los trabajadores pasar menos tiempo en la oficina sin ningún cambio en el salario.
No está claro cómo será exactamente el programa piloto: una persona del Ministerio de Industria dijo que casi todos los detalles estaban aún en fase de negociación, incluido el número de empresas que participarán y la duración del experimento.
La prueba fue propuesta por Más País, un partido de izquierda que ha argumentado que la ampliación de la jornada laboral no conduce necesariamente a una mayor productividad, y ahora está en conversaciones con el Gobierno para concretar los detalles exactos del acuerdo. Según los medios de comunicación españoles, el programa piloto pretende reducir el riesgo de los empresarios haciendo que el gobierno compense la diferencia salarial cuando los trabajadores pasen a tener un horario de cuatro días.