Millones de adultos evangélicos de raza blanca en Estados Unidos no tienen intención de vacunarse contra el virus Covid-19, lo que supone un importante obstáculo en la carrera del país por alcanzar la inmunidad colectiva.

Su oposición se basa en una mezcla de fe religiosa y desconfianza hacia la ciencia convencional, alimentada por una desconfianza cultural más amplia hacia las instituciones y la gravitación hacia las teorías conspirativas en línea. Algunos se han animado por lo que consideran una batalla entre la fe y el miedo, y la libertad frente a la persecución.

Aunque muchos pastores conservadores de alto nivel han apoyado las vacunas, otras voces evangélicas influyentes han sembrado el miedo. En las iglesias, en los programas de entrevistas y en TikTok, advierten a los devotos de que las “entidades globalistas” “utilizarán bayonetas y prisiones para clavarte una aguja en el brazo”, o que las vacunas son “un agente biológico experimental”.

La vacilación se complica aún más por la antigua desconfianza entre los evangélicos y la comunidad científica.

Por razones ligeramente diferentes, la desconfianza hacia las vacunas es a veces compartida por los cristianos asiáticos, hispanos y negros, que son escépticos de que los hospitales y los profesionales médicos sean sensibles a sus preocupaciones.