En China, que ha contenido en gran medida el brote de coronavirus y ha hecho grandes progresos en la vuelta a la vida normal, mucha gente no siente la urgencia de hacer cola para vacunarse. Otros desconfían del historial de escándalos relacionados con las vacunas en China, un temor que la falta de transparencia en torno a las vacunas Covid-19 fabricadas en el país no ha conseguido mitigar.
Ahí es donde entra el dulce. En Pekín, las personas vacunadas reciben cucuruchos de regalo. En otros lugares, los gobiernos locales han publicado poemas y han advertido a los padres de que, si se niegan a vacunarse, corren peligro la escolarización, el futuro empleo y la vivienda de sus hijos.
“Dicen que es voluntaria, pero si no te vacunas, te seguirán llamando”, dijo Annie Chen, una estudiante universitaria de Pekín, que cedió después de recibir dos ruegos de vacunación de un consejero escolar.
El bombardeo total parece estar funcionando. Durante la última semana, China ha administrado una media de unos 4.8 millones de dosis al día, frente a un millón diario durante gran parte del mes pasado. Las autoridades esperan que 560 millones de personas estén vacunadas a finales de junio, aproximadamente el 40% de la población china.
A pesar del aumento de la vacunación, China sigue estando muy por detrás de otros países. Aunque el país ha aprobado cinco vacunas autóctonas, ha administrado 10 vacunas por cada 100 residentes. Gran Bretaña ha administrado 56 por cada 100 y Estados Unidos, 50 por cada 100.