A medida que los estados flexibilizaban las restricciones y las vacunas se extendían, los lugares para comer y beber lideraban la vuelta a la vitalidad económica en Estados Unidos. Pero los trabajadores de los restaurantes, que tienen que estar cerca de bocas abiertas y descubiertas, han tenido dificultades para acceder a las vacunas, mientras que un informe reciente de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades descubrió que después de que se levantaran las restricciones de máscaras y otras, las comidas en los restaurantes provocaron un aumento de los casos y de las tasas de mortalidad.

Para inocular a sus empleados, algunos chefs y grupos de restaurantes de todo el país han abierto puntos de vacunación emergentes. En Chicago, Rick Bayless, un chef que dirige varios restaurantes en la ciudad, está trabajando para convertir uno de ellos en una clínica de vacunación los lunes, cuando está cerrado. En Charleston (Carolina del Sur), el restaurador Michael Shemtov convirtió un salón de comidas en un lugar de vacunación para trabajadores de restaurantes con la ayuda de una clínica local.

“La mayoría de la gente de nuestro gobierno ha considerado a los restaurantes como lujos no esenciales”, dijo Bayless. “Creo que eso es una miopía. La raza humana es, en esencia, social. Los restaurantes prestan ese servicio tan esencial. Se puede hacer de forma segura, pero para minimizar el riesgo para nuestro personal, deberíamos dar prioridad a la vacunación.”