Las cifras son desalentadoras. Más de 20,000 niños y adolescentes están bajo la custodia de un sistema gubernamental que ya está sobrecargado. En marzo, los agentes fronterizos se encontraron con casi 19,000 niños en la frontera -el mayor número registrado en un solo mes-, la mayoría de ellos huyendo de la pobreza y la violencia en Centroamérica.
Para junio, podría haber más de 35,000 niños migrantes que necesitan atención, según las proyecciones del gobierno obtenidas por el Times – una perspectiva que un ex alto funcionario del Departamento de Salud y Servicios Humanos calificó de “aterradora”.
La capacidad del departamento para hacer frente a la oleada de inmigrantes -construyendo más albergues, trasladando a los niños de las cárceles fronterizas a nuevas instalaciones con rapidez, y reuniéndolos después con familiares o patrocinadores en EE.UU.- es la primera gran prueba de si el gobierno de Biden puede responder rápida y eficazmente a la crisis.