Si miramos el día a día del implacable número de muertes por coronavirus en Italia, sería imposible decir que el país ha estado armado con vacunas desde finales de diciembre.

En un momento en que la pandemia se ha convertido en una carrera entre esas vacunas y una variante más letal, la mayoría de los países de Europa Occidental han conseguido reducir su tasa de mortalidad mediante una combinación de cierres y vacunaciones. Sin embargo, la tasa de mortalidad de Italia es prácticamente la misma que hace tres meses y medio, a pesar de haber recibido la misma proporción de dosis que otros miembros de la Unión Europea. El miércoles, el país informó de otras 627 víctimas del virus, la mayor cifra diaria desde principios de enero.

La cuestión de qué ha fallado en Italia deja perpleja a una nación muy afectada que creía haber superado lo peor. Hay numerosos factores en juego. Italia, tiene más ancianos que vacunar que la mayoría. En febrero, según los datos de movilidad, estuvo ligeramente más abierta que otros grandes países europeos, lo que provocó una mayor propagación del virus; desde entonces ha vuelto a tomar medidas. Al mismo tiempo, la variante más letal, detectada por primera vez en Gran Bretaña, se ha impuesto aquí y en otros lugares del continente.

Sin embargo, algunos científicos y analistas de datos afirman que la campaña de vacunación de Italia también es culpable. El país, dicen, ha estado vacunando a demasiadas personas equivocadas, dando demasiada prioridad a los trabajadores jóvenes y dejando vulnerables a los ancianos.