La carrera por producir litio en Estados Unidos está en marcha, pero los proyectos que compiten entre sí adoptan enfoques muy diferentes para extraer esta materia prima vital y algunos no son muy ecológicos.

En la cima de un volcán inactivo desde hace mucho tiempo en el norte de Nevada, los trabajadores se preparan para comenzar la voladura y la excavación de un pozo gigante que servirá como la primera mina de litio a gran escala en Estados Unidos en más de una década, un nuevo suministro nacional de un ingrediente esencial en las baterías de los coches eléctricos y la energía renovable.

La mina, construida en tierras federales arrendadas, podría ayudar a resolver la casi total dependencia de Estados Unidos de fuentes extranjeras de litio.

Pero el proyecto, conocido como Lithium Americas, ha suscitado las protestas de los miembros de una tribu de nativos americanos, de los ganaderos y de los grupos ecologistas, porque se espera que utilice miles de millones de galones de las preciadas aguas subterráneas, contaminando potencialmente algunas de ellas durante 300 años, y dejando tras de sí un gigantesco montón de residuos.