Estudios muestran que 6 de cada 10 mujeres renuncian o hacen una pausa en sus trabajos y carrera profesional para vivir la etapa de madres.
El estudio muestra también que, aunque ambos padres trabajen y aportan la misma cantidad de dinero al hogar, ellas siguen siendo las principales responsables de las tareas domésticas, en un 45 %.
Aquí se nota que no es el factor económico lo que justifica la desigualdad en las responsabilidades hogareñas, sino que estas obedecen a estructuras que se han heredado de una cultura patriarcal.
No es el caso criticar o juzgar a las mujeres que deciden dejar su trabajo para dedicarse a la maternidad, si esa es su libre decisión.
Pero, si vale la pena decir que el sistema social no le permite o facilita a las madres continuar con sus labores profesionales, al mismo tiempo que disfrutan también compartiendo con su pequeño hijo.