Cuando Italia ganó el Festival de la Canción de Eurovisión, la victoria significó algo más que un impulso psicológico para uno de los países más afectados por el COVID-19: Ante un público de 3,500 personas, el festival anual confirmó que Europa estaba volviendo a una normalidad impensable hace unas semanas.
Las infecciones por coronavirus, las hospitalizaciones y las muertes están cayendo en picada en todo el continente, después de que Europa liderara el mundo en nuevos casos el pasado otoño e invierno, en olas que costaron cientos de miles de vidas y obligaron a más cierres y saturaron las unidades de cuidados intensivos.
Ahora, las tasas de vacunación se están acelerando en toda Europa, y con ellas, la promesa de vacaciones de verano en Ibiza, Creta o Córcega. Hay esperanzas de que renazca una industria turística que, sólo en España e Italia, representa el 13% del producto interior bruto, pero que fue aniquilada por la pandemia.