La Operación Cocoon tenía como objetivo desbaratar las redes internacionales de tráfico de drogas, pero los críticos dicen que ha dejado a “mulas” ancianas involuntarias en prisiones extranjeras.

Tras dos décadas en el ejército, después de obtener dos maestrías y navegar por una exitosa carrera como entrenador corporativo, Victor Stemberger parecía estar listo para una tranquila jubilación. Pero tenía una nueva aventura en marcha.

Al Sr. Stemberger, de Virginia, le esperaba una herencia de 10 millones de dólares, según unos hombres que decían estar afiliados al Ministerio de Finanzas de Nigeria. A través de una vertiginosa red de más de 160 correos electrónicos en el transcurso de un año, el Sr. Stemberger, que entonces tenía 76 años, se convenció de alguna manera.

El último paso para cobrar sus millones fue un gesto de buena voluntad: Tenía que embarcarse en una gira relámpago por varios países, parando primero en São Paulo, Brasil, para recoger un pequeño paquete de regalos para funcionarios del gobierno.

Con ese paquete guardado en su equipaje, el Sr. Stemberger se preparó para tomar un vuelo a España, la siguiente etapa de su viaje.

Al día siguiente, Vic Stemberger recibió un mensaje de texto de un número español: “Tu padre está en la cárcel”.

Hace tiempo que los delincuentes internacionales se fijan en los estadounidenses de más edad, engañándolos con promesas de dinero o romance y haciéndoles cargar involuntariamente con equipaje lleno de drogas u otro contrabando, con la esperanza de que no levanten banderas en la aduana.

Pero el caso del Sr. Stemberger arroja una luz desconcertante sobre un programa poco conocido del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) conocido como Operación Capullo, concebido para desbaratar las redes internacionales de tráfico de drogas. En el marco de este programa, los funcionarios del ICE comparten información con las fuerzas de seguridad extranjeras cuando se enteran de un posible contrabando.

Pero los críticos dicen que el programa no hace lo suficiente para advertir a las mulas de drogas involuntarias que están siendo engañadas; en cambio, los funcionarios estadounidenses en algunos casos están entregando a estadounidenses mayores vulnerables directamente a las manos de los investigadores en países extranjeros, donde pueden ser encerrados durante años.