Llega el momento en que te desesperas porque tus hijos no te obedecen, entonces, al salirte de casillas les gritas. En ese momento tus hijos se calman y sientes que lograste tener su atención. Pero, tus gritos son una forma de violencia verbal hacia los niños y genera efectos negativos.
“El grito implica un abuso de poder que descalifica a los niños, los intimida, los humilla y les genera sentimientos de inferioridad y culpa”
Debes de tener en cuenta que:
• Los gritos no logran que tus hijos te respeten, aunque momentáneamente detengan su comportamiento inadecuado. Tus gritos solo causan temor y afianza una crianza autoritaria en la que la relación se basa en el miedo y no en el amor y el respeto.
• Un grito no solo consiste en elevar el tono de la voz, sino que por lo general está acompañado de palabras que lesionan la autoestima de los hijos.
• Los gritos, que son agresiones verbales, minan la confianza que debe existir para que los hijos se comuniquen y crecen sintiendo que ante una situación adversa es mejor no acudir a sus padres en busca de ayuda porque sienten que los van a castigar.
• Los hijos crecen creyendo que esa es la forma correcta de educar a sus hijos y repetirán esa violencia verbal cuando se conviertan en padres.