En abril, en algunos barrios de Nueva York con grandes comunidades judías ortodoxas empezaron a circular rumores sobre cómo la vacuna Covid-19 podía ser una amenaza para la fertilidad de las mujeres.
En grupos de WhatsApp, las grabaciones de rabinos advirtiendo sobre los efectos adversos de la vacuna proliferaron entre las madres de las adolescentes que no quieren que sus hijas sean vacunadas.
Actualmente no hay pruebas de que ninguna vacuna, incluidas las de Covid-19, cause problemas de fertilidad. Muchos destacados líderes ortodoxos de la región de Nueva York y de Israel, donde el virus prácticamente ha desaparecido, han aconsejado a sus comunidades que se vacunen contra el Covid-19.
Pero en los círculos ultraortodoxos de Nueva York, donde las mujeres se casan a una edad más temprana y las tasas de natalidad empequeñecen las de la población general, la difusión de rumores infundados sobre los posibles efectos adversos de la vacuna contra el coronavirus en la fertilidad y el embarazo ha sido especialmente eficaz para disuadir a las mujeres jóvenes de vacunarse. Estos barrios tienen algunas de las tasas de vacunación más bajas de la ciudad de Nueva York.
Una de las preocupaciones de las autoridades neoyorquinas es que la resistencia a la vacuna en los barrios ortodoxos podría contribuir a poner en peligro las perspectivas de recuperación de la ciudad a largo plazo.