La primera cumbre del G7 bajo la presidencia de Biden supuso la vuelta a un “lenguaje familiar”, dijo con cierto alivio el presidente francés Emmanuel Macron. “Durante cuatro años hemos hecho, no sólo nosotros los europeos, sino también con nuestros socios canadienses y japoneses en el G7, todo lo posible para que el orden mundial en el que creemos pueda seguir funcionando”, dijo.

Tras las tensas cumbres anteriores en las que participó el expresidente estadounidense Donald Trump, añadió, la cumbre que concluyó el domingo ha “demostrado que hemos redescubierto un lenguaje que nos resulta más familiar, en el que las economías desarrolladas, sean cuales sean sus desacuerdos en cuestiones regionales… comparten sin embargo lo esencial y tienen la voluntad de coordinarse para defender sus valores, la reforma de sus sistemas y su capacidad de actuar juntos ante los grandes desafíos contemporáneos.”