El miedo y el cambio son hechos con efectos contradictorios, pero también cada uno puede producir el otro.

Cuando una persona siente miedo, se frena, se paraliza o se inhibe; en cambio, cuando hace cambios, actúa. Pero, el miedo puede producir cambios y los cambios pueden causar miedo.

La pandemia nos ha llenado de diferentes miedos que antes no teníamos: miedo al contagio o a que algún ser querido se contagie, enferme y muera. Miedo a perder el trabajo como consecuencia de los confinamientos, miedo al cambio en la forma de trabajar o de no estar a la altura de esos cambios, en fin, tenemos muchos miedos que en el pasado no sentíamos.

Pero el miedo no es totalmente negativo; también podemos conocer, hacernos conscientes de él y gestionarlo para lograr los cambios necesarios para mejorar nuestra calidad de vida. En esos momentos también surge nuestra gran capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias, especialmente aquellas que no dependen de nosotros.

Cuando llegan los tiempos de hacer cambios, contamos con nuestra creatividad, la reinvención y el aprendizaje, dejando a un lado las lamentaciones que solo logran estancarnos.

Todos sabemos que la vida es un cambio constante, aunque creamos que todo está estable.

En este momento están ocurriendo grandes cambios y llegarán más en un futuro. Cada uno de nosotros debe encontrar la manera de tener la fuerza, motivación y temple para vivirlos, adaptándonos a la nueva “normalidad”. De esta forma, sabremos que esta pandemia llegó a nuestras vidas para enseñarnos a soltar el miedo y hacer los cambios necesarios.