A medida que la vida empieza a volver a la normalidad en la ciudad de Nueva York, las autoridades y las empresas intentan averiguar el futuro de las comidas al aire libre.

Las estructuras al aire libre fueron un gran éxito durante la pandemia, ya que miles de restaurantes obtuvieron una rápida autorización para instalar mesas en calles y aceras. Ahora, el gobierno de la ciudad está trabajando en el complicado proceso de hacer permanente la iniciativa.

El crítico de restaurantes del Times, Pete Wells, ofreció sugerencias a los planificadores de la ciudad, las organizaciones sin ánimo de lucro y los arquitectos que planean la tercera oleada de comidas al aire libre.

“Una normativa bien pensada puede garantizar la continuidad de la creatividad exuberante y vivificante del año pasado; una demasiado estricta podría imponer una uniformidad adormecedora”, escribió.

Pete recomienda que la ciudad establezca tasas bajas o variables y formularios sencillos para los permisos, con el fin de que sean accesibles para todos los restaurantes.

Los restaurantes, escribió Pete, “ya son expertos en crear entornos privados que hacen que los clientes que pagan se sientan afortunados de estar entre sus cuatro paredes. Ahora tienen que crear entornos que hagan que los no clientes se sientan afortunados de ser sus vecinos”.