El presidente Biden y sus compañeros demócratas se enfrentan a muchos retos para intentar aprobar este verano dos ambiciosos proyectos de ley, uno sobre infraestructuras y otro sobre programas sociales y medioambientales.

Entre ellos: El apoyo de los republicanos parece inestable en el plan de infraestructuras e inexistente en el otro campo. Los demócratas tienen unas mayorías en el Congreso tan escasas que no pueden perder a casi ninguno de sus miembros. Y algunos activistas liberales ya han protestado contra uno de los planes ante la Casa Blanca.

La tarea es lo suficientemente difícil como para que los miembros del personal de la Casa Blanca hablen a veces de ella internamente como algo parecido a “intentar aterrizar el avión en una pista muy estrecha en medio del océano”, dijo Cecilia Rouse, la presidenta del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca.

Pero Biden y los líderes demócratas del Congreso tienen una gran ventaja, que a veces se pierde en medio del ruido. Hasta ahora, tanto los demócratas del Senado como los de la Cámara de Representantes parecen estar notablemente unidos en torno a los principales objetivos de los dos proyectos de ley.