Las fuertes lluvias provocaron el desbordamiento de los ríos y el arrastre de edificios en Bélgica y Alemania, donde al menos 1,300 personas siguen desaparecidas. También se inundaron casas y calles en los Países Bajos y Suiza.
Tras un día de frenéticos esfuerzos de rescate y órdenes de evacuación de ciudades que se llenaban rápidamente de agua desatada por las violentas tormentas, las autoridades alemanas dijeron a última hora del jueves que, tras confirmar decenas de muertes, no podían dar cuenta de al menos 1,300 personas.
Esta sorprendente cifra se anunció después de que el agua de los ríos crecidos arrasara ciudades y pueblos en dos estados del oeste de Alemania, donde el número de muertos superó los 90 el viernes en las regiones más afectadas y se esperaban otras víctimas mortales.
Con las comunicaciones muy obstaculizadas, las autoridades esperaban que los desaparecidos estuvieran a salvo, aunque no se pudiera llegar a ellos. Pero las tormentas y las inundaciones ya han resultado mortales.
Al menos 11 personas más murieron en Bélgica, según las autoridades, que también ordenaron la evacuación de los habitantes del centro de Lieja al desbordarse el río Mosa, que fluye por su centro.