Cuando las empresas empezaron a anunciar planes provisionales de vuelta a la oficina esta primavera, había una sensación de optimismo tras los mensajes.

En los últimos días, ese tono ha cambiado repentinamente. La variante Delta, una versión más contagiosa del coronavirus, está arrasando el país. Menos de la mitad de los estadounidenses están completamente vacunados, lo que agrava la situación.

Todo ello supone un cálculo difícil para los líderes empresariales de Estados Unidos, que esperaban que el país estuviera ya plenamente en la senda de la normalidad, con los empleados volviendo a las oficinas. En lugar de ello, las empresas individuales se ven ahora obligadas a tomar decisiones difíciles que esperaban poder evitar, como por ejemplo dar marcha atrás en los planes de reapertura o instituir mandatos de vacunación para los empleados. Al mismo tiempo, siguen lidiando con la naturaleza impredecible de la pandemia.