Simone Biles dijo que no estaba en un buen momento mental para continuar

Simone Biles dijo que no estaba en un buen momento mental para continuar

En pleno vuelo, sobrevolando un salto, Simone Biles se dio cuenta de que había perdido el rumbo.

Llegó a los Juegos Olímpicos como la estrella de Estados Unidos, de la que se esperaba que trajera a casa medallas de oro y cumpliera con las obligaciones de una celebridad mundial. El peso de su éxito pasado se cernía sobre ella. Los aficionados esperaban que fuera espectacular y perfecta, incluso aquí, en los Juegos de Tokio, en una pandemia y sin espectadores.

Y ella se sentía lejos de la perfección. El martes, dijo que empezó a “luchar contra todos esos demonios” y que no pudo contenerlos. En esta, quizá su última Olimpiada tras haber ganado cuatro oros en los Juegos de 2016, se preguntó por qué estaba aquí.

Cuando se torció menos veces de lo que había planeado en el salto, supo que no era ella misma, al haber perdido su habitualmente asombroso sentido de dónde está su cuerpo en el aire y al no poder completar el tipo de habilidad audaz por la que es conocida.

Biles, la gimnasta más condecorada del mundo, se retiró de la colchoneta y dejó la competición, diciendo que no estaba mentalmente preparada para continuar. Más tarde dijo que no estaba segura de volver a competir en los Juegos de Tokio. En su ausencia, el equipo ruso se hizo con la medalla de oro. Las estadounidenses se quedaron con la plata.

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