Los nadadores estadounidenses añadieron el viernes por la mañana dos platas y un bronce a su creciente botín de medallas en natación, ampliando su ventaja sobre sus rivales en la piscina, pero quedándose a las puertas de los oros que más codician.
Ryan Murphy ganó una plata en los 200 metros espalda masculinos, y Lilly King y Annie Lazor obtuvieron la plata y el bronce en los 200 metros femeninos, superados en la pared únicamente por una sudafricana, Tatjana Schoenmaker, que estableció un récord mundial.
Con cuatro finales más el viernes, la competición olímpica de natación ha llegado a un punto en el que es seguro empezar a sacar algunas conclusiones generales sobre lo que ha ocurrido en los países más fuertes del mundo de la natación en los últimos cinco años.
Los estadounidenses han conseguido 24 medallas en total al llegar a los dos últimos días de competición, frente a las 14 de su mayor rival, Australia, que tiene aproximadamente una décima parte de la población de Estados Unidos. Lo más probable es que Estados Unidos no iguale su mejor marca de 2016, cuando el equipo ganó 34 medallas, 16 de ellas de oro, pero debería acercarse a ese total.