A medida que la variante Delta se va extendiendo -y se producen nuevos contagios entre las personas vacunadas-, en algunos países ricos se está creando la tendencia a administrar dosis adicionales de la vacuna Covid-19 a algunas personas totalmente vacunadas.
Alemania, siguiendo el ejemplo de Israel, dijo esta semana que empezaría a ofrecer vacunas de refuerzo a algunos ciudadanos de alto riesgo. Francia, Rusia y Hungría están haciendo lo mismo. Gran Bretaña ya ha comprado 60 millones de dosis adicionales de la vacuna de Pfizer por si las personas vulnerables necesitan una tercera inyección este otoño.
Al mismo tiempo, miles de millones de personas en todo el mundo siguen esperando su primera dosis. Muchos científicos creen que las vacunas deberían ir primero a las personas no vacunadas en los países pobres -incluidos los trabajadores sanitarios y las personas mayores- en lugar de dar refuerzos a personas que probablemente no enfermen mucho. Enviar las vacunas al extranjero tiene beneficios humanitarios, pero también científicos: Si menos personas en todo el mundo contraen el virus, se dificulta la evolución de nuevas variantes.